La voz silenciosa

Aunque ha pasado un ano desde la presentacion de El Bosque Azul hay una cualidad que se mantiene, distingue y singulariza su pintura: la introspeccion en uno mismo.

Las emociones de la artista son el fundamento a partir del cual se nutre su obra. Situados entre la mas absoluta inmediatez plastica y el sentido evocador, los objetos y motivos representados aparecen como presencias capturadas dentro de la tela, desdibujando la frontera entre el objeto y el gesto, entre el gesto y la insinuacion que se escapa del marco estricto del cuadro para instalarse en un lugar difuso, a veces retiniano y a veces pulsional, de la mirada del espectador.

La voz silenciosa hace referencia, una vez mas, a este soplo inaudible primero, desmesurado despues, de donde puede surgir todo discurso manifiesto.

La primera parte de la exposicion la forman pinturas y dibujos de girasoles que, a modo de retratos, remiten a un gesto, al contacto de un instante. Esperanza, intimidad, decepcion… Todos hemos vivido esos momentos, no son de ayer, son eternamente los que llegan, los que no pasan. El gesto seduce tanto por lo que dice como por lo que brilla en la lejania de sus palabras. Detras suyo, el lenguaje gotea.

Es por ello que algunos girasoles se entrelazan timidamente con fragmentos de textos escogidos al azar, recordandonos que el lenguaje es una piel mediante la cual envolvemos al otro con palabras. Aunque estas por si mismas no hablan, mas bien al contrario, carecen de intimidad, crean mundos entorno nuestro y los dotan de realidad; mediante ellas conquistamos el derecho a hacer ruido, es decir, el derecho a componer nuestra propia vida.

Asi, en la segunda parte de la exposicion el dibujo se desata, el trazo y el color se vuelven ligeros y se deslizan sobre las paginas de un libro como pensamientos dichosos, insinuando no solo una palabra cualquiera, sino aquella que se confia libremente cuando exteriorizamos la verdad que nos empuja. El impulso que nos une y que sin embargo no nos atrevemos a llamar corazon eterno.

Texto : Julia Baluardo (critica de arte)